Cortesía de mañana

Cortesía de mañana

Hoy me levanto con calma.

Me levanto en silencio.

Me levanto dándole la mano al día.

Diciéndole que lo comprendo,

Que lo entiendo,

Más que lo contemplo.

Hoy me levanto encontrando monedas

En la base de mis píes.

Más aún pateándolas,

Sintiendo la fuerza del metal

Que se ayuda de mi potencia

Y se desplaza por el suelo.

Hoy me levanto comiendo la fruta,

Oliendo los restos del árbol.

Hoy lo miro todo,

Un poco plomo,

Pero lo miro todo,

Lo miro con pena, con humildad,

Y tranquilidad, pero lo miro.

Pareciera que cuando canto este poema

Los pájaros se alegran,

Me lo contestan,

Me lo celebran,

Como si extrañaran la fuerza del poeta.

Hoy me levanto escuchando.

Escuchando los ruidos de ningún auto,

De ningún camión,

De ninguna bicicleta,

De ninguna patineta,

Hoy no escucho nada.

Hoy miro las cortinas de mi cuarto

Con otra intención las miro,

Son tan bellas como mis parpados,

Que me permiten abrir y

Cerrar el portal del umbral,

El mismo que me comunica con el mundo.

Las miro abiertas

Y las miro cerradas,

Y veo; veo esta mañana en mi enredada.

Estamos en septiembre

A 19 de septiembre y,

La gente no se siente,

Será por lo temprano,

Pero la gente no se siente,

Se estarán recuperando quizás,

Del movido, del célebre,

Del cautivador, del glotón,

Del fascinador, del

Día del 18 de septiembre.

Y así me levanto hoy día,

Aunque siento que el cielo tiene un poco de pena,

Que tiene nudos en la garganta,

Y más las nubes se atragantan,

No dejándolo respirar.

Pobrecito del cielo,

Que hasta se le quiebra la voz,

Con tanta resaca como no,

No tengas miedo cielo,

Llora, llora cielo,

Llora que esta mañana esta concurrida

Esta emocionada de tu color gris,

Llora cielo y se feliz.

Gabriel Bañados Balmaceda.