Un
Espíritu desesperado
El
silencio filtrado entre las sombras
caminantes
de la noche introspectiva,
me
comienza a retorcer el Espíritu
profundo
que habita en mis oscuridades
psíquicas
olvidadas por el olvido,
pero
vivas como el fuego olvidado,
que
tarde o temprano se hará famoso
entre
los aires y temido en la tierra,
donde
acabará convertido en incendio.
Los
ladridos perdidos sin destino
y
el eco de mis pulsaciones descalibradas,
hacen
de éstos momentos un momento
exquisitamente
desconcertante y doloroso,
donde
cada pensamiento danza
en
la búsqueda eterna de la eternidad,
y
donde cada mirada busca ser libre,
busca
hacerse única y libre de mi ego,
quien
goza de soberbia y falsedad.
Me
desespero, necesito volar,
romper
éstos límites
cínicamente
consensuados,
derribar
los segundos pulcros de muerte,
anular
los pies del tiempo impaciente,
destruir
la visión de éstos ojos traicioneros,
acabar
con ésta celda que restringe
mi
cosmos.
Desconcertante,
es mi conflicto existencial
entre
lo meramente existente
y
lo que yo hago existir.
Doloroso,
es el perfume impregnado
en
mi piel, que huele a fraude y decepción,
que
punza en cada vivir.
Desesperación
transpirada por los poros
de
mi consciencia saturada
de
chabacanería,
caducada
de mensajes colapsados de licor
alucinógeno
e intoxicánte del peor
de
los placeres… el ensueño.
Hipnotizo
al Espíritu de mi existencia,
sedándolo con esperanzas enfrascadas
en
poemas osados de épica agresiva,
que
tranquilizan mi llama interior
descontrolada
por el frenesí cósmico
de
noches provocativas como ésta…
de
noches controvertidas como ésta…
…
Me vuelvo promesa…
-G. Bañados Balmaceda.
-G. Bañados Balmaceda.